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¿Cómo hablar de la muerte con los niños?

Hablar de la muerte con los niños puede ser una situación difícil cuando son muy pequeños pero hay que ser muy consciente de que tienen que saber todo lo que es y todo lo que conlleva.

Algunas familias nos habéis pedido tratar este tema, porque durante este tiempo de pandemia, ha generado mucho miedo y curiosidad en muchos niños y dolor en no pocas familias. 

La muerte es parte ineludible de la vida, y los niños también son conscientes de ello y, aunque difiere mucho del concepto que se ha formado con los dibujos y los videojuegos, es un tema delicado y muchas veces evitado en la familia. Pero ante una pregunta directa hay que decirle la verdad. El niño tiene que entender que no vamos a ver más a esa persona para que no se quede esperando, que va a estar en nuestro recuerdo siempre y que hemos tenido la suerte inmensa de compartir la vida con él/ella mientras ha estado con nosotros” – Olga Textal (Psicóloga infantil)

Consejos para hablar de la muerte con los niños

  1. El mensaje hay que adaptarlo a la edad de los niños y el momento que elegimos para decírselo, les ayuda a asumirlo e ir escuchando gradualmente que esa persona va empeorando para ayudarles a prepararse. Darles un mensaje que puedan entender breve y sencillo, pero que les dé una esperanza de poder sentirlo, recordarlo o seguir amando a esa persona desde su corazón. Son formas de mantenerla cerca. Si son muy pequeños lo que les digamos lo imaginan literalmente. Aún recuerdo a uno de mis alumnos de 4 años cuando le dijeron que su abuelo estaba en una estrella. Desde entonces, todo su afán era construir una escalera muy alta para ir a buscarlo y que pudiera bajar por ella.
  2. Hacer visibles nuestras emociones sin ocultarlas a los niños. Evitar hablar de algo tan importante les confunde y les aísla llenos de miedos y angustia. Ellos ven cambios y tristeza a su alrededor, hay que compartirla y enseñarles a gestionar sus emociones, a expresarlas y casarlas fuera, a través del llanto, del dibujo, verbalizando lo que siente, recordando momentos y preguntando dudas, porque lo que se verbaliza no es peligroso para nuestro equilibrio. Podemos decirles que estamos tristes porque echamos de menos a esa persona. Un niño también necesita llorar una pérdida, mucho apoyo, comprensión y cariño para superarla.
  3. Hablar con la gente. Estamos aislados, pero no estamos solos. Pensad que estamos unidos a muchas personas a través del pensamiento, del recuerdo, de las redes sociales y de la tecnología.
  4. Modular la intensidad de los mensajes y pedir a los demás que lo hagan también.
  5. Es importante ser receptivo a sus preguntas, porque forma parte del proceso del duelo. Puede no ser apetecible jugar, buscan estar más con su familia, mucho cariño y más contacto físico. Los que ya hemos sufrido una pérdida sabemos que hay que aprender a vivir con la tristeza y con ese vacío que queda y que solo con el tiempo recuperamos parte de nuestra alegría perdida.
  6. A los niños también les ayuda mucho pensar que su alma sigue cerca y que aunque no podamos ver a esa persona que tanto queremos, podemos sentirla y percibir su ayuda, su protección y sus consejos. No es bueno comparar la muerte con el sueño eterno y el descanso, porque el niño puede sentirse confundido y empezar a tenerle miedo al momento de descansar y de dormir.
  7. A partir de los diez años aproximadamente, el niño ya comprende lo que ha ocurrido, y si a sus padres les parece adecuado, puede ir a la ceremonia religiosa de despedida. Así podrá cerrar esa etapa de dolor siempre y cuando la familia le explique por qué se hace eso. Animarle a expresar lo que necesita.
  8. Cuando son adolescentes, ofrecerles apoyo para que se abran, ellos viven con mucha intensidad sus emociones, propiciar que hablen con confianza para desahogarse. Animarles a expresar el dolor, llorar cura, es un bálsamo.
  9. Junto a las posibles reacciones de ira, frustración o incomprensión, a veces hay un sentimiento de culpa por no haber pasado más tiempo con esa persona, por no expresar sus sentimientos, solo sus quejas o por no obedecerla más… Hay que hacer una buena recepción de sus sentimientos, y si  tiene manifestaciones de un especial aislamiento, que duran mucho tiempo, con una pena prolongada que no superan, es recomendable asistir a un psicólogo para orientarlo en sesiones individuales o un psiquiatra para medicarlo temporalmente si llegara a ser necesario.
  10. Los niños pueden estar tan afectados que nos preguntarán ¿Cuándo te morirás tú? es una pregunta impactante pero refleja su gran preocupación. Les calma saber que hay muchas personas que les quieren y que cuidaría de ellos si nos pasara algo pero necesitan oír: No espero morirme en mucho tiempo, espero estar aquí a tu lado para cuidarte, para verte crecer y conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Eso les da una perspectiva de lejanía y gran distancia en el tiempo y les da seguridad.
  11. No existe un periodo de tiempo para superar el duelo, pero es un proceso que tiene un principio y un final, Esta situación que vivimos no va a durar para siempre. Llegará el momento en que volveremos a recuperar en parte nuestra vida lo que con el tiempo nos ayudará consiguiendo superar gran parte del dolor y transformándolo en esperanza.

En esta ocasión, podemos ofreceros estas herramientas para trabajar el tema con los niños y propiciar el diálogo llegado el caso. Os recomiendo verlo antes vosotros solos, para ver si coincide con el enfoque que le queréis dar.

En nuestro blog podéis encontrar más posts con consejos para la crianza de los más peques.

Video cuentos:

  • PARA SIEMPRE (La muerte)
  • ESTIRAR LA PATA y cómo envejecemos, en clave de humor de Babette Cole ediciones destino. Intenta explicar que los que fallecen no tienen miedo y están bien para que el niño se sienta mejor, aunque creo que cuesta mucho para cualquier adulto contarlo, es más para trabajar el tema cuando tienen curiosidad, no en un caso de duelo.
  • El duelo en los niños