Empezaremos explicando qué significan el aprendizaje activo y el aprendizaje pasivo, y luego pasaremos a lo que es mejor para los peques en su etapa de máximo desarrollo.
Aprendizaje activo
El aprendizaje activo significa que los estudiantes participan en el proceso de aprendizaje. Incluye cualquier tipo de actividad educativa que involucre a los estudiantes en el aprendizaje, más allá de escuchar, leer y memorizar.*
Aprendizaje pasivo
En el aprendizaje pasivo, el alumno/a es un mero receptor. Como estudiantes, su único deber sería escuchar e interiorizar la información que se les acaba de dar. No se puede asegurar la comprensión.
Juego de roles: si les explicas a algunos adolescentes de qué se trata Romeo y Julieta y luego los pones a prueba sobre el tema, les horrorizará. Si les haces actuar, nunca lo olvidarán.
Apps educativas
Ejemplos de aprendizaje pasivo
Conferencias tradicionales donde los y las estudiantes simplemente escuchan
Lectura de algunos capítulos de libros de texto para un examen.
Ver videos (YouTube, por ejemplo, no sería el medio óptimo para que los niños aprendan)
Puede consultar más ejemplos de aprendizaje pasivo aquí (lista creada por la Universidad Estatal de Oregón).
Entonces... ¿qué decías sobre las aplicaciones educativas?
Las aplicaciones educativas, como Kokoro Kids, son una excelente manera de aprender. ¿Por qué? En primer lugar, porque a los niños/as les encanta jugar con los smartphones y las tablets –esto les hace más propensos a interiorizar la información recibida–. Además, las aplicaciones como estas son un gran ejemplo de aprendizaje activo, ya que requieren interacción. Pero eso no es todo:
Siguen apareciendo nuevos niveles y juegos para que los niños/as nunca se aburran
Promueven el entretenimiento: las lecciones se convierten en juegos, el aprendizaje se vuelve activo…
Son portátiles y siempre disponibles: los niños pueden aprender incluso cuando no hay conexión a Internet, mientras viajan, mientras esperan al dentista…
Los padres tienen el control: sabes que a tu hijo le encanta el tiempo frente a la pantalla, al permitirle usar aplicaciones educativas, aprenderá mientras se divierte y no tendrás que preocuparte de que esté usando su teléfono inteligente o tableta para cosas inútiles.
Puedes seguir su progreso en todo momento.
¡Perdamos el miedo al tiempo de pantalla! ¿Cómo? ¡Convirtiendo el tiempo frente a la pantalla en tiempo de calidad! Los tiempos cambian, los niños cambian de generación en generación, tenemos más y mejores herramientas, ¿por qué no aprovecharlas al máximo? 🙂
¿Y quién respalda esto del aprendizaje activo?
Sí, lo sabemos, venimos a reclamar algo y es posible que nos lo estemos inventando –lo que no es raro en la era de internet–. Es por eso que queremos apoyar nuestros argumentos con algunos enlaces a estudios muy interesantes de diferentes universidades y expertos en el área: