Muchas veces, sentimos que somos completamente responsables de cómo les va a nuestros hijos en la escuela. Y tendemos a pensar que controlar cómo y cuándo hacen sus deberes es la forma más fácil de monitorear (y con suerte mejorar) su desempeño académico, pero ciertamente no es la más eficiente.
La regla es que a los niñes no les gustan los deberes. Quiero decir, ¿te gustaba tener que sentarte en tu escritorio todas las noches, mirando tus libros y cuadernos, con el cerebro ardiendo, después de haber pasado todo el día en la escuela? Probablemente no. Siempre mantén eso en mente.
Entonces, aquí hay algunos consejos que esperamos que encuentre útiles si su peque no es el o la mayor fan de los deberes.
Recuerda que encontrarás más consejos en nuestra web.
1. Da ejemplo
Si tu hijo está acostumbrado a verte leer y escribir, y dedicas una parte especial de la casa o un tiempo todos los días a hacer cosas culturales, no será difícil para tu hijo desarrollar un amor por el estudio.
2. Crea una rutina y establece unas bases
Si saben que lo primero que van a hacer al volver del colegio es merendar y hacer los deberes, no tendrán mucho tiempo para desconectar de la mentalidad escolar, ¡lo cual es algo positivo aquí! Además, es genial si estableces algunas bases (y te apegas a ellas):
Los deberes se hace todos los días a la misma hora (como justo después de llegar de la escuela o después de la cena), ¡no hay juegos hasta que no se haya terminado!
Tiene que hacerse en una zona común (salón o cocina)
La televisión y el teléfono (si tienen uno) no pueden estar encendidos
Si sus notas bajan, habrá consecuencias –suena bastante oscuro, pero sabes a lo que nos referimos–.
3. Expresa lo que hicieron bien
No somos grandes fans de recompensar a los peques por hacer sus deberes. Queremos decir, ese es su deber, ¿verdad? Permitirles ver televisión o comprarles ese juego que tanto desean si hacen los deberes puede ser útil a corto plazo, pero definitivamente no es la mejor manera de enamorarlos del aprendizaje.
Sin embargo, creemos que es genial decirles cuándo hacen las cosas correctamente. Muchas veces, parece que siempre expresamos lo que hacen mal, pero nos olvidamos de las cosas positivas. ¡Cambiemos eso! Por ejemplo, puede decirles qué tan rápido terminaron hoy o qué hermosa se ve su letra.
4. Aumenta su confianza
Si ve a su hijo mirando su cuaderno, sin saber qué escribir. O si hacer que se sienten y hagan las cosas se convierte en una pesadilla. Si escucha las palabras “Estoy atascado” la mayoría de las veces, tal vez estemos enfrentando un problema de miedo al fracaso en lugar de una mera pereza. Hágales saber que los amará pase lo que pase y que está allí para ayudarlos si lo necesitan. Lo que nos lleva al siguiente punto…
5. Ayúdales si es necesario
No es como si tuvieras que hacerles los deberes, pero a veces es bueno sentarse con ellos y ayudarlos, especialmente con las materias con las que más luchan. Déjales claro que ninguna pregunta es tonta y que preguntar es la mejor manera de aprender.
Aunque no pida ayuda, pregúntale cómo va todo o si necesita ayuda regularmente. Y, cuando terminen, ofrézcase a revisar sus deberes y señalar en qué se equivocó (pero no cómo hacerlo); así podrán rehacerlo y entender mucho mejor lo que están haciendo.
6. Haz que se sientan a cargo
Si conviertes los deberes en una guerra sobre quién tiene el control, podría resultar contraproducente. Estos pequeños/as humanos/as son orgullosos, por lo que es posible que dejen de hacer sus deberes o que les vaya mal solo para demostrar que están a cargo. Entonces, en lugar de luchar por el poder, déjalos tomar sus propias decisiones. Siempre haciéndoles saber que sus actos van a tener consecuencias (buenas o malas).
7. No les cargues con actividades
Francés, fútbol, tenis, piano, natación, teatro, ballet, judo… Si cargas a tu hijo con actividades extraescolares, estará exhausto cuando llegue a casa, por lo que conseguir que se concentre en sus deberes puede ser pedirle un poco. demasiado. Un par de actividades (máximo) está bien, pero recuerda que necesitan hacer los deberes, cenar, tener un rato libre todos los días para relajarse y desconectar y dormir –bastante–.
8. No lo llames deberes
Puede sonar estúpido, pero llamarlo “deberes” puede ser demasiado específico. En su lugar, ¿por qué no lo llamas “tiempo de estudio”? Al hacer esto, evitará que su hijo use la clásica excusa de “no tengo deberes”. Es posible que no tengan deberes, pero eso no significa que puedan saltarse la lectura de lo que aprendieron ese día en clase.
Permitirles que jueguen aplicaciones educativas, como “Kokoro Kids” (disponible en Android y en iOS) cuando no tienen deberes real puede ser una excelente manera de hacer que disfruten de su tiempo de estudio.
Así que… ¡esto es todo! ¡Esperamos que estos consejos te sean útiles! Y recuerde, los maestros y tutores siempre están ahí para ayudar, ¡no dude en hablar con ellos para saber qué podría estar impidiendo que su hijo haga sus deberes!